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INVESTIGACIONES

 

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Reseña
AdVersuS, Año III,- Nº 5, abril 2006
ISSN: 1669-7588
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Godio Julio y Hugo R. Mancuso
Lugar: Buenos Aires
Editorial: Miño y Dávila
Libro de próxima aparición
2006

 
 
Itinerarios de la anomalía argentina

El presente texto agrupa dos estudios destinados a promover un debate pluralista sobre el concepto de la “anomalía argentina” (y sus determinaciones económicas, políticas, sociolaborales y culturales). Tal anomalía, conceptualizada como “originalidad”, define el perfil potencial de la comunidad nacional y pugna por su realización a través de tres dimensiones básicas: la política, la economía y la cultura. En cuanto modo potencial de desarrollo, compartida por un pequeño grupo de países (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Uruguay) durante la primera ola de Mundialización, su configuración hacia 1870 incluye un pasado caracterizado en nuestro país por asincronías regionales irresueltas. Su impulso zigzagueante, sus desiguales avances y retrocesos, dan cuenta de su persistencia pero también de la ausencia de su realización plena. Para los autores, en la convergencia de cuatro líneas de fuerza subsiste la posibilidad de su concreción: en el contexto de la gobalización de la economía, la que deviene de un programa para avanzar en el desarrollo integrado y sustentable; la que deviene de la existencia de un partido o movimiento dirigente; la que deviene de un pacto de gobernabilidad político-social entre los partidos y la sociedad civil, y la que deviene de la construcción de una nueva cultura que reclama nuevas formas de pensar y hacer política.

“La dimensión política de la anomalía. Pasado y presente” (Julio Godio) presenta aspectos políticos y económicos, postulando que la historia argentina desde 1900 hasta la actualidad se podría resumir en la lucha entre dos culturas societarias –también políticas– que la cohabitan: la cultura rentística y la cultura productiva . Esta lucha cultural y política entre ambas alternativas político-económicas es analizada en el centro de tres paradigmas económicos-políticos que experimentó la Argentina desde 1900 hasta 2002: a) El paradigma fundacional agroexportador y el estado liberal; b) el paradigma nacionalista-industrialista, el capitalismo de Estado fundado a mediados de los años treinta , que desemboca en la formación del peronismo y c) el paradigma financiero rentístico y de Estado mínimo de inspiración neoliberal.

Como país periférico y “anómalo”, la Argentina atravesó en los últimos 120 años tres distintos modelos de desarrollo superpuestos (aquí analizados); la crisis global actual, contiene –en opinión del autor– la oportunidad de orientar la reflexión popular espontánea en curso sobre por qué Argentina es, metafóricamente, “la Australia (o el Canadá) que no fue” y hacer visibles las causas concurrentes de la decadencia argentina: la hegemonía político-cultural del bloque conservador rentístico, la autarquía económica y posteriormente la apertura indiscriminada en un contexto de potenciación de divisiones políticas y dificultades derivadas de la ausencia de una democracia y una cultura nacional inclusiva. La explicitación de la no realización de la anomalía y la reflexión y detección de las enfermedades que la frustraron, en un contexto de crisis global –tal el actual– configuran asimismo, una oportunidad para la incorporación de Argentina a la segunda ola de mundialización y el aprovechamiento de sus aspectos positivos. No obstante para ello son necesarias nuevas herramientas políticas: la reforma del sistema de representación y la auto/reforma de las formaciones partidarias.

Para Godio, las expresiones que dieron cuenta de la aceleración dinámica que experimentó la Argentina en sus dimensiones políticas, económicas y culturales en los años 2001 y 2002 contienen en estado potencial la posibilidad de realización de la anomalía; pero como todo sentido, contiene también —y el autor alerta al respecto— la posibilidad de ser subsumida y diluida en prácticas recurrentes, que son las que precisamente imposibilitaron su concreción. En tal sentido este texto, convoca a una reflexión urgente respecto a la concreción de nuevas conceptualizaciones de lo político mediante la formación de un nuevo “bloque histórico” y con ello la recuperación del protagonismo del pueblo argentino en cuanto sujeto político.

En la segunda parte, “La anomalía sociocultural argentina contemporánea. Ascenso y decadencia de la Argentina Cosmopolita” (Hugo Mancuso), se analiza el destino de una Argentina que en el arco de cien años se desarrolló y creció vertiginosamente en todos las ámbitos, para decaer –en la segunda mitad de siglo– a niveles de deterioro institucional, económico y cultural inimaginables décadas antes. En tal sentido, l a Argentina cosmopolita ( ca. 1870-1930), era una sociedad que, no sin conflictos, estaba encaminada a convertirse en una potencia mediana, afirmando una hegemonía regional sólida, basada no solamente en su superioridad militar sino también en su supremacía regional, económica, y principalmente científica, cultural, artística y educativa.

Para el autor, esta sociedad de síntesis hispano-criolla y europea, tomando conciencia de sí, se permitió elaborar una teoría estética propia, justificadora de su notable desarrollo originalidad cultural y promisorio futuro, tempranamente reconocidas en Eurindia (1924) de Ricardo Rojas, claro que a condición de ciertas rectificaciones; ya La Restauración Nacionalista había planteado la desconfianza, aún en su moderación, en el destino de la Argentina cosmopolita. En tal sentido, la fusión creativa de tradiciones y la búsqueda de un destino común planteada en el principal intertexto de esa Argentina cosmopolita en crecimiento y expansión, tal Facundo (titulado originariamente Civilización i Barbarie ) comienza a resquebrajarse en Eurindia , iniciando así un sorprendente arrepentimiento discursivo, artístico, en suma ideológico.

Poco a poco se abandona la integración de los opuestos sarmientinos de “civilización y/más barbarie” y se vuelve a las exclusiones anteriores a Caseros, propias de las guerras civiles. Ese sutil pero constante cambio discursivo permitió y provocó la reaparición de conatos de guerra civil y la más cruda puja distribucionista. A partir del “arrepentimiento” de un grupo de la elite dirigente, que se empieza a manifestar intelectualmente en torno al Centenario, de un modo errático y contradictorio pero expansivo, se empieza a difundir la convicción en todos los estratos de la sociedad, en todas la clases, en todas las etnias, no sólo que pueden forjarse un destino aislados de los demás, sino que de no existir los otros la propia vida sería decididamente más beneficiosa y confortable

En este texto, emigración y lucha de clases no solo se propone como categoría explicativa para determinados aspectos sino además como programa de investigación: tal la dialéctica entre las fuerzas endógenas hegemonizantes y la incorporación masiva y aluvional de los sucesivos contingentes migratorios en una sociedad con profundas contradicciones y tensiones internas. En este fenómeno de culturas en contacto, la literatura tuvo una función de “incorporación” en cuanto mecanismo simbólico de integración. La producción literaria en particular, no sólo reflejó los conflictos de la incorporación de los inmigrantes a la sociedad argentina de fin del siglo XIX y principios del XX, sino que actuó, especialmente aquella de carácter más marcadamente "nacional o gauchesco", como un elemento activo de formación de las condiciones de posibilidad de la incorporación de los mismos.

El análisis incluye la consideración de otro fenómeno como clave, tal la escisión de la clase gobernante en dos tendencias: a) los representantes de la modernización (económica, política y también social del país) y b) los representantes de la reacción tradicionalista. En este marco, el fenómeno inmigratorio acentuará grandemente la sensibilidad de las dos tendencias que claramente se disputaban el poder.

La Argentina actual es anómala por no entender todavía que “el futuro de justicia y prosperidad que nos merecemos los argentinos” (obsesivo, incomprensible y vacuo leit motiv de todos los gobiernos democráticos desde 1983) no hay que buscarlo tanto en el futuro o en otras latitudes sino en el propio pasado nacional, que aún con sus deficiencias y contradicciones supo, si no alcanzarlo totalmente, sí buscarlo y parcialmente obtenerlo.

En tal sentido, este ensayo es una convocatoria a relexionar sobre la entidad del cambio discursivo que implica el abandono de la integración de los opuestos y la reactualización de las exclusiones en términos de pares excluyentes, en el que es necesaria la expulsión defnitiva del “otro” como condición de posibilidad (corporativa y excluyente) de realización. Asimismo, sus determinaciones concretas en la historia argentina, permiten verificar esta tesis no como un rasgo aislado de un grupo minoritario, sino como un sentimiento compartido por amplios sectores de la población. Es decir, la explicitación de lo anterior incluye necesariamente una dimensión reflexiva acerca de la responsabilidad que nos cabe en tanto sujetos políticos en este proceso.

En conclusión, este libro propone la apertura a un debate plural que, mediante la reflexión acerca de los itinerarios y avatares de la anomalía argentina, posibilite rescatarla de su odisea histórica.

Alejandra Niño Amieva

 

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